martes, 25 de diciembre de 2012

Metamorfosis


Aunque por la mañana uno debe volver a la vida de siempre, a la rutina laboral y doméstica, a la ropa, la razón y la sociedad, no deja de ser agradable pasear por los tejados bajo las estrellas, acechar a los pájaros, jugar con los ratones...

Las noches de verano y de luna llena son las más indicadas para transformarse en gato.

Dicen que todo lo que merece la pena cuesta trabajo. La metamorfosis felina no es ninguna excepción. Hace falta perseverancia; sólo con la práctica se logra perfeccionar la técnica. Quien no esté dispuesto a pasar más de una noche encerrado en su habitación, convertido en un híbrido monstruoso, mejor que no lo intente.
Sé de qué hablo. Desde que me propuse por vez primera transformarme en gato hasta que conseguí resultados aceptables, he tenido que sufrir bastantes decepciones. Me he preguntado muchas veces si merecía la pena. Sin embargo, nadie, que yo sepa, se ha arrepentido de emprender este camino.

Con la experiencia he logrado aprender unos pocos trucos. Espero que sean útiles para aquellas personas que, como usted, quieran iniciarse en este arte.
En primer lugar, para transformarse en gato es imprescindible olvidar que uno es cualquier otra cosa: ejecutivo, párroco, fiscal, lo que sea. Este es quizá el paso más difícil.
En segundo lugar, uno debe adquirir el tamaño adecuado. Naturalmente, hay dos formas de lograr esto: empequeñecerse uno mismo o agrandar el universo. Casi todos empezamos optando por lo segundo. A primera vista, parece el método más sencillo. Sin embargo, esto es un error: resulta prácticamente imposible dilatar todas las cosas en la misma proporción; suelen producirse errores de cálculo que dan lugar a mundos incongruentes. Árboles enormes, mares enanos, ciudades que abarcan galaxias: es frecuente este tipo de resultados. Para evitar tales catástrofes, conviene optar por reducir el propio volumen. No es tan difícil como parece: sólo hay que reconcentrarse, introducirse en uno mismo y replegarse. Con un poco de práctica cualquiera puede lograrlo, y los fracasos tienen consecuencias menos escandalosas.
Una vez que se ha logrado esto, hay que proceder con método, y no impacientarse. Uno debe adquirir todas las características físicas del felino: pelo, cola, almohadillas en las pezuñas, etc. No es difícil, pero a menudo sucede que uno quiere apresurarse, y se olvida de algo o yerra en los cálculos. Créame: no hay nada más lamentable que un gato incompleto o incorrecto – las patas demasiado largas, o un ojo en medio de la frente a la manera de los cíclopes son resultados habituales de una distracción.
Por último, uno debe maullar. Si los pasos anteriores se han completado con éxito, esto resulta sencillísimo. Basta abrir la boca y emitir el sonido que sale naturalmente, sin ningún esfuerzo. El maullido sirve para comprobar que la metamorfosis ha llegado a su fin. Si el resultado es satisfactorio (ojo, no basta con decir “miau”, jamás se oyó a un gato que dijera “miau”) puede salir a la calle y disfrutar su condición gatuna, o tumbarse en un sillón y lamerse tranquilamente las patitas. Si, en lugar del maullido que esperaba, oye, pongamos, un fa sostenido, no se preocupe: resígnese a pasar la noche convertido en un piano de cola... ya tendrá más ocasiones para volver a intentarlo.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Breve apunte

Sólo quería contaros, queridos e inexistentes lectores, que hoy he leído (en Internet) el enésimo (donde ene tiende a un montonazo) artículo que denuncia que todo aquello del 15M ha sido una farsa manejada por intereses oscuros. No hace falta que lo enlace, ya se lo resumo yo y así ahorran su valioso tiempo: la CIA, con la ayuda de los Illuminati, el club ese que tiene nombre de cerveza, los francmasones y, por supuesto, los malvados Sith, montaron el tinglado usando sus temibles Blackberrys para...

Atención a la frase:

...para encauzar la disidencia por caminos inofensivos para el sitema

No sé si es exactamente literal, pero casi.

Y todo ello porque, supongo (esto ya es de mi cosecha), que alguien en la CIA consideró que la disidencia en este país era algo hiperpeligroso para el sistema que hacía falta encauzar...

jojojojo
jojojojojojojo
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miércoles, 24 de octubre de 2012

Que no, joder, que no nos representan

Para hacer tiempo mientras rumio un par de entradas que pueden llegar a ser largas y densas (una que me sugirió mi amigo Carlos en un comentario a otra entrada sobre la justicia en España y otra sobre lo mucho que se parece la situación económica y social actual a un domingo de resaca), sigo con las minientradas breves. En fin, esto es típico de mí, o me enrollo como las persianas o apenas paso del twit.

El caso es que anoche estaba viendo cierto programa de humor centrado en la actualidad política en el que hicieron varias conexiones con la Plaza de Neptuno para cubrir la protesta de anoche. En cada conexión el reportero hacía una breve entrevista a uno de los asistentes a la manifestación, consistente en dos preguntas: la fácil ("por qué has venido aquí"), y la relativamente difícil, que es la que me interesa: ¿no crees que cuando coreáis "que no nos representan" estáis siendo injustos al generalizar, igual que algunos medios generalizan con vosotros cuando dicen que sois todos unos violentos de extrema izquierda?

Pues bien, me preocupó un poco el nivel de empane de los entrevistados: aunque hubo grandes diferencias entre unos y otros, en general la segunda pregunta se les atragantó... cuando en realidad no era tan difícil. Esto es lo que yo habría contestado:

En primer lugar, por supuesto que se generaliza cuando se dice que no nos representan, pero en este caso está totalmente justificada la generalización. Al margen de que yo pueda sentirme más o menos representado por ciertos parlamentarios, la función del parlamento español en su conjunto es representar a la sociedad española en su conjunto (podemos decir lo mismo de cualquier parlamento autonómico y su Comunidad Autónoma, por supuesto), no que políticos individuales representen a ciertos individuos. Esa es la idea de la democracia representativa. Por lo tanto, no sólo se puede sino que se debe generalizar: para hablar de la representatividad no tiene sentido no hacerlo.

En segundo lugar, no nos representan porque la ley electoral no es proporcional y por lo tanto falsea las voluntades de los electores y el peso que cada voluntad tiene en la sociedad. Ahora mismo se han presentado unos presupuestos y nada menos que once enmiendas a la totalidad de los mismos. Pues bien, los partidos que han presentado las enmiendas obtuvieron más de la mitad de los votos en las última Elecciones Generales, y el partido que presenta los presupuestos obtuvo menos de la mitad. Sin embargo, el partido que presenta los presupuestos tiene mayoría en el Parlamento, por lo que los presupuestos saldrán adelante. Conclusión: el parlamento no es repersentativo. Pero esto ya lo contaba yo en mi blog. ¿Es que no me lee? Pues vaya periodista. Hay que hacer los deberes, hombre.

Además, el Parlamento tampoco es representativo de la sociedad española ni social ni económicamente. Los diputados son más ricos que el ciudadano medio y por lo tanto toman decisiones sobre cosas que nos afectan a la mayoría de forma muy distinta de cómo les afectan a ellos, como por ejemplo reformas laborales, recortes en servicios públicos, pensiones, etcétera.

Por último, los políticos no nos representan porque tienen otras servidumbres... habrá quien se salve, pero no hacer esa generalización es negarse a ver lo evidente.

Como soy capaz de hablar rápido y fluido, no habría tardado mucho más en soltar todo eso de lo que tardaron aquellos a los que entrevistó el reportero.

martes, 23 de octubre de 2012

Curiosa aritmética

Once enmiendas a la totalidad de los Presupuestos Generales del Estado para el 2013

"Salvo UPN y Foro, toda la oposición parlamentaria al Gobierno (PSOE, CiU, PNV, Izquierda Plural, UPyD, ERC, BNG, CC, Amaiur, Compromís y Geroa Bai) han (sic) registrado enmiendas a la totalidad a unas cuentas que -según aseguran- son "nefastas", "malas" y destruirán el estado de bienestar"

Una simple suma nos muestra que los partidos que presentan estas enmiendas sumaron entre todos el 50,28% de los votos en las últimas elecciones generales.

El partido que presenta los presupuestos, el 44,62%.

(Por si a alguien le parece poco imoprtante todo esto de la ley electoral y la proporcionalidad)



miércoles, 10 de octubre de 2012

Los motivos para el descontento político

En la anterior entrada me mostraba partidario de la minoría ruidosa frente a la mayoría silenciosa. Aparte de que es una cuestión de principios (no quiero que mi silencio sea un cheque en blanco para que cualquiera pueda darle la interpretación que le apetezca), también afirmaba que "algunos de nosotros, vagos, indeseables y antiespañoles, seguimos pensando que hay motivos para protestar". Ahí lo dejé, pues luego me centraba en hablar de las infames campañas de criminalización y desprestigio que los medios de comunicación de masas y las autoridades (in)competentes han lanzado contra cualquiera que proteste y no lo haga por el derecho a la vida (de los fetos).

Al margen de la ironía, creo que el descontento con la política no es cosa de unos pocos alborotadores, sino que está muy extendida, como parece indicar el último sondeo del CIS.

Primero, dos aclaraciones:

Los motivos del descontento con la política pueden variar mucho entre individuos. Trataré de repasar los que considero más importantes para la gente en general, aunque seguramente acabaré hablando de mis propios motivos. Esto no es más que un artículo de opinión, al fin y al cabo.

En segundo lugar, estoy de acuerdo con los que dicen que es peligroso que cunda la fobia antipolítica entre la población. Quiero dejar claro que hay dos maneras de echar a los políticos la culpa de los males de la nación. Una de ellas, la temida fobia antipolítica, supone pensar que la política es mala en sí, y que un político, por el mero hecho de ser político, es un ladrón y un mentiroso. La otra es radicalmente diferente: supone valorar la política como algo bueno y necesario, algo de lo que debemos esperar mucho. Si uno espera mucho de los políticos, es evidente que se sentirá decepcionado cuando obtenga poco. La gran diferencia entre estas dos maneras de entender la culpa de los políticos en la situación del país quizá tenga que ver, en parte, con la ideología. Me explico: yo, que tengo ideas de izquierda culpo antes a los políticos que a las élites empresariales porque espero que la política defienda mis intereses, cosa que no espero de los empresarios, que tienen todo el derecho del mundo a ir a lo suyo, y lo hacen; desde posturas ideológicas totalmente opuestas también se culpa a los políticos de lo mal que va todo, pero se hace desde el convencimiento de que la política lo más que puede hacer es entorpecer la labor de la iniciativa privada. Nos podremos juntar todos en una manifestación a expresar nuestro malestar con los políticos, pero unos trataremos de regenerar la política y otros de acotarla lo más posible. Si esta segunda opción se lleva al extremo, que es eliminar la política, es cuando (creo yo) sugen los fantasmas que tanto temen quienes nos advierten contra las derivas antipolíticas.

Hechas estas aclaraciones, paso a enumerar los motivos que considero más importantes para la desafección política de los ciudadanos.

Motivos económicos

Está claro que la crisis es uno de los factores que más han contribuido a la desilusión de la ciudadanía con la política. Es habitual que en las manifestaciones más o menos vinculadas al llamado 15M se mezclen consignas como la clásica "lo llaman democracia y no lo es" con otras que tienen más que ver con las políticas económicas del gobierno ("no a los recortes", etc.). ¿Es que acaso tiene mucho que ver la calidad de la democracia con las políticas concretas de un gobierno, o con una crisis económica? Pues, en principio, no. El sistema político español es el mismo y tiene las mismas virtudes con o sin recortes. Sin embargo, en una situación de crisis tan profunda como la que estamos viviendo, es probable que muchos consideren vital para sus intereses decidir qué políticas se llevan a cabo aunque no lo considerasen tan crucial en los tiempos de bonanza. En ese sentido, la crisis sí tiene bastante que ver con este repentino interés por la democracia.

Además, muchos sentimos que la política hoy en día no defiende los intereses comunes, sino más bien los de una élite económica. De nuevo, puede ser una observación parcial basada en la ideología, pero no faltan motivos más objetivos para pensarlo, a la vista de los resultados. La desigualdad social ha aumentado en España espectacularmente desde el inicio de la crisis, situándonos en unos pocos años en niveles de 1995. La movilidad social se ha estancado. Las rentas de los asalariados como porcentaje del PIB no dejan de descender... Y, ante todo esto, los gobiernos, éste y el anterior, promueven medidas que no sólo no sirven para paliar estas desigualdades, sino que las aumentan. La reforma laboral permite a los empresarios obligar (so pena de despido) a sus empleados a que acepten cualquier condición, como por ejemplo rebajas en el salario. Además, abarata el despido, con lo cual pueden echar a los empleados con más experiencia (y caché) y sustituirles por becarios mileuristas. ¿Van a frenar estas medidas el descenso del porcentaje del PIB que corresponde a las rentas del trabajo? En principio, parece que no. Por otro lado, se recorta en educación pública, ¿como medida para favorecer la movilidad social? No lo creo, y muchos no lo creemos. O no lo entendemos. Como no entendemos que se salve bancos (o cajas) mientras estos ejecutan más y más desahucios (con la ayuda de las fuerzas del orden, que ¿para eso están?) o que sólo se pueda modificar la semi-sagrada Constitución (y se haga a toda prisa) para asegurar el dinero de los acreedores.

Y, por otro lado, nos han vendido que todas las medidas que se toman servirán para salir del agujero y crear empleo. Porque aún no he hablado de lo principal: el descomunal e insoportable índice de paro que no parece amedrentarse ante los optimistas planes de los sucesivos gobiernos. ¿Recortes? Más paro. ¿Reforma laboral? Más paro. ¿Reforma de la Constitución? Más paro. ¿Cambio de gobierno? Más paro. ¿Otra reforma laboral? Más paro (esto empieza a ser repetitivo). ¿Rescate bancario? Más paro. De hecho, me parece que el descontento ciudadano no sólo está justificado, sino que es escaso y desde luego se expresa de forma muy civilizada para lo extremo de las circunstancias. Casi se hace raro que España no arda de punta a punta, sólo por el paro.

¡Ah, perdón! Se me olvidaba que España sí ha ardido de punta a punta... este verano. Alguno, muy malpensado, dirá que esto tiene algo que ver con los recortes en prevención de incendios. Porque nos han dicho que las arcas públicas no tienen dinero para tanto despilfarro... y luego han recortado servicios esenciales.

Falta de alternativas

Aunque en junio el miedo al vacío fue el factor determinante de los resultados de las elecciones generales en Grecia, en mayo los griegos parecían haberse vuelto locos de repente. Pasaron de repartir sus votos entre dos grandes partidos (los moderados, por la sencilla razón de que los partidos grandes son los que delimitan dónde empieza la derecha y dónde la izquierda, y por tanto ubican el centro) y dejar las migajas para el resto, como es habitual en las democracias europeas, a elegir un Parlamento que más parecía un rompecabezas imposible, donde hasta los nazis se llevaron una parte importante del pastel, el 7%. La locura, sin embargo, era sólo aparente. En realidad, era lógico que pasara algo así. Esos dos grandes partidos que casi habían monopolizado la política griega en anteriores legislaturas se habían puesto de acuerdo en aceptar sin ninguna pega las condiciones de los rescates europeos pero ese gran acuerdo era sólo de los partidos, no de los ciudadanos que les votan. Era y es una política muy polémica, muy impopular. Y, sobre todo, esa postura ante Europa era y es la cuestión más importante para la vida política de Grecia, la que determina practicamente todo lo demás. Que los electores reaccionen ante una cuestión de tanta importancia es normal; que lo hagan en contra de quienes promueven políticas impopulares es lógico; habiéndose puesto de acuerdo los dos partidos mayoritarios, que tengan que buscar las alternativas en otro sitio es dos más dos; que se vayan a los extremos a buscar es inevitable, ya que el lugar donde no pueden buscar alternativas es el centro; que algunos griegos opten por la opción política más repugnante es triste pero comprensible.

Algo parecido sucede en España. Las políticas de los dos últimos gobiernos son casi calcadas. En muchas ocasiones, incluso los propios gobernantes emulan a Margaret Thatcher justificando cada medida impopular con la ya vieja idea de que "no hay alternativa". Sin necesidad de entrar a valorar si la falta de alternativa es consecuencia de injerencias externas, de falta de voluntad política o de mera necesidad económica, es grave para una democracia que no haya alternativas. Tan grave que pone en duda la utilidad de una democracia, que, en teoría, no es elegir quién va a poner en práctica las únicas medidas que se pueden llevar a cabo, sino que los ciudadanos puedan participar en la elección de las políticas. No tiene sentido que los políticos se den golpes de pecho en defensa de la democracia, que algunos incluso se dediquen a denunciar presuntos peligros para la democracia, y luego cuando se tratan los asuntos que más importan a los ciudadanos, cuando tocan las cosas de comer, nos digan que no hay elección. Parece una burla, y aunque puedan argumentar que sí hay alternativas en otros asuntos y que la falta de alternativas en temas económicos es fruto de la coyuntura actual y por lo tanto transitoria, al menos cabría esperar que rebajasen su retórica democrática. Que no considerasen, por ejemplo, tan intocable, tan sagrado un Parlamento al que otros le dictan decisiones.

Para la democracia como para la libertad, las alternativas son esenciales. Si no existen, habrá que crearlas, o prescindiremos de democracia y de libertad. ¿Quién tendrá que construir las alternativas? Puesto que las políticas que se llevan a cabo en régimen casi de monopolio son las que comúnmente podríamos considerar de derechas (sobre todo las que tienen que ver con reducción del gasto público) serán los partidos de izquierda, los pensadores de izquierda, los ciudadanos concienciados de izquierda, los sindicatos y asociaciones de izquierda quienes tendrán que construir alternativas (sin perjuicio de que un liberal puro y duro, que no tenga nada de izquierdista, pueda oponerse a cosas tan poco propias de Hayek como rescatar entidades privadas con dinero público, y ofrecer sus propias alternativas a las mismas).

Los partidos políticos

Estando en la manifestación convocada para rodear el Cogreso, se me ocurrió que se podría convocar una protesta similar alrededor de las sedes centrales de los mayores partidos políticos de este país. En mi opinión, éstos son una de las instituciones peor valoradas por los ciudadanos y por lo tanto una de las contribuciones más importantes al descrédito de la política. Ya advertía George Washington acerca de los partidos: aunque les reconocía cierta utilidad como controles a la labor del gobierno, dejó dicho que no había que alentar el espíritu partidario ya que siempre habría (aguda observación) suficiente y el riesgo es que haya demasiado. Creo que en esto hay que hacer mucho caso a Washington y vigilar de cerca a los partidos.

En este país, los partidos políticos son un mecanismo perverso. Son muy parecidos a la mafia en su manera de seguir fielmente a un líder hasta que alguien le acuchilla por la espalda, y luego seguir fielmente al acuchillador. Son entes que sirven para canalizar la democracia pero que no la quieren para ellos mismos (lo más que permiten es un simulacro de democracia en el que se vota obedientemente lo que hay que votar). Son sectas en las que todo lo que hace un compañero de partido es bueno, mientras que lo que hacen los otros siempre es aborrecible (aunque sea lo mismo que hizo el compañero); sectas en las que es considerada una virtud ser acrítico (unidad, lo llaman). Son ecosistemas que fuerzan una selección natural en la que, puesto que se asciende o se cae por medio del navajeo, son los mejores navajeros los que acaban alcanzando los más altos puestos. Y son ciegos y sordos: aún no se han enterado de que deben abrirse a la ciudadanía y hacerlo sinceramente, sin tratar de utilizarla.

Vuelvo al anterior punto para preguntarme si son los partidos que tenemos, u otros nuevos, los que deben construir las nuevas alternativas. Es un tema complicado. Los viejos partidos tienen un lastre muy grande del que deshacerse antes de que la ciudadanía les crea. Los nuevos partidos tienen una barrera muy alta que superar: ganarse la confianza de los ciudadanos siendo desconocidos (porque lo que tengo claro es que no valen aventuras personalistas de políticos de toda la vida como renovación política, por mucho que te lleves el Scattergories).

Lo de crear nuevos partidos o “reciclar” los viejos es como cuando el coche ya te empieza a dar problemas a menudo y cuando lo llevas al taller te dice el mecánico que se ha roto la junta de un cacharro que no sabías que existía y que son 500 euros. Entonces piensas, ¿me compro un coche de segunda mano “apañao” por (digamos) 2000 euros o reparo el que tengo? El coste de comprar uno nuevo siempre va a ser mayor que el de reparar (si no es así el dilema desaparece y entonces ya no me interesa el ejemplo), pero es que no estamos hablando de esos 500 euros. Estamos hablando de que el mes pasado se rompió el manguito de alguno de los exóticos seres que habitan bajo el capó y costó 300, y hace tres meses le echaste 900 euros por no sé qué de la suspensión, o de la transmisión, o vete a saber qué otra cosa. Claro que el coste de cambiar de coche es mayor que el de una avería concreta… pero ¿vas a tener que seguir pagando averías cada poco tiempo hasta que un día el coche diga basta y se descomponga totalmente?

Si el mecánico es coleguita y te fías, igual te dice: oye, mira, sé que el coche te ha dado problemas últimamente, pero lo he revisado bien y creo que con esta reparación te va a quedar niquelado y aún te tira diez años más. Entonces dices: venga, va, métele mano. O te dice: mira, tronco, esto te lo apaño pero el coche está ya queriendo jubilarse así que tú verás. Entonces vas y buscas un coche de segunda mano apañao. El problema es que el mecánico no suele ser tan coleguita, y si te dice que merece la pena hacer la reparación es porque le interesa embolsarse tus 500 euros. Y si te dice que no merece la pena, igual es porque también compra coches usados para arreglarlos y venderlos, y acto seguido te va a decir que tiene un Corsa del 2005 por 2000 euros. No se puede uno fiar, todo el mundo tiene sus intereses…

Organización territorial

Hay otro problema político en España que, como la mayoría de los demás, no es nuevo pero se está agravando a marchas forzadas últimamente, y es la cuestión de la organización territorial, el famoso modelo de las autonomías y las reivindicaciones de más centralismo, más autonomía, o independencia, según a quien preguntes. Y no considero que el problema es que se debatan estas cuestiones o que se cuestionen unidades o nacionalidades: lo malo es el tono agrio, bronco, con el que se producen estas discusiones. La falta de auténtico diálogo (que supondría cierto grado de comprensión mutua). A mí me parece buena noticia el debate (los tabúes han existido en todas las sociedades, pero en democracia siempre son sospechosos) pero lo que no puede ser es que cada dos por tres haya crisis institucionales provocadas desde uno u otro lado, como si fueran una parte más del juego político. No puede ser que desde un partido político supuestamente serio y que dice defender la unidad de España se alienten boicots contra los productos procedentes de una de las partes de esa unidad que dicen defender. Sobre todo, lo que no puede ser (y en esto no tienen toda la culpa los políticos) es que la bronca se desparrame a la calle y acabe uno oyendo barbaridades acerca de los catalanes en Madrid, o acerca de los madrileños en Vizcaya.

Esto hay que arreglarlo de alguna manera. Lo malo es que en este asunto hay todo tipo de opiniones: dejar las autonomías como están, autonomías con más competencias, autonomías con menos competencias, café para todos, normas especiales para ciertas comunidades, centralismo puro y duro, estado federal, autodeterminación, independencia. Son muchas variantes. Yo de momento creo que vascos, catalanes, gallegos, o quien quiera y tenga motivos (que en los casos que cito son evidentes) para plantear un estado propio, pueda votar libremente si sigue asociado al estado español o independizarse y seguir su camino. En principio, podría darse ese derecho a las Comunidades Autónomas (ya que las llamamos autónomas), aunque cabría debatir si las fronteras de dichas comunidades están bien dibujadas (es decir, reflejan una realidad social). Yo creo que algunas sí y otras menos, pero en cualquier caso se podría partir de esa base. En fin, creo que la autodeterminación es deseable por motivos puramente democráticos (yo personalmente no quiero la independencia de nadie ni pierdo el sueño por la unidad de España). Ah, y creo que estas cosas se deberían decir más desde Madrid.

La corrupción

Me he dejado, claro está, lo mejor para el final. Lógicamente, la corrupción es uno de los reproches que los ciudadanos más achacan a sus políticos. La corrupción es siempre nefasta para la imagen de los individuos que andan en política y se corrompen y de los partidos a los que pertenecen, pero también puede acabar salpicando a la clase política y a la política en sí. Genera mucha desconfianza y cierta tendencia a la generalización. Curiosamente, España no es de los países más corruptos del mundo: en el ""Índice de Percepción de la Corrupción 2011 de Transparency International" este país ocupa el puesto 31 de 182 (ordenando los países de menos a más corruptos). Sin embargo, si vamos al detalle la cosa parece más preocupante. Éstos son los países europeos que están por debajo de España: Portugal, Eslovenia, Malta, Polonia, Lituania, Hungría, Croacia, Eslovaquia, Montenegro, Macedonia, Italia, Rumania, Grecia, Bulgaria, Serbia, Bosnia y Herzegovina, Albania, Moldovia, Kosovo y Rusia. En fin, hablamos de países, como España, con poca y mala tradición democrática. El caso es que, índices aparte, en este país se ha robado a manos llenas desde las instituciones públicas y a todos los niveles (desde el más humilde ayuntamiento a las más altas instancias del estado) y tampoco es algo que haya empezado con la crisis. Quizá ésta ha ayudado a destapar ciertas tramas (igual que hay menos presupuesto para otras cosas, también hay menos dinero para sobornos y es fácil que alguien se vaya de la lengua cuando deja de estar bien untado) pero sobre todo nos ha vuelto a todos muchísimo más sensibles hacia los casos de corrupción. No podemos permitir que los políticos usen el cargo en su beneficio cuando estamos sufriendo recortes en sanidad y educación. Algo que siempre es intolerable en teoría se vuelve insoportable en la práctica. Ya no nos limitamos a decir "esto no puede ser". Lo sentimos en las tripas. Y es verdad: esto no puede ser. Sobre todo, no puede ser que los partidos sigan teniendo la misma actitud respecto a los casos de corrupción que se producen. Estoy dispuesto a no generalizar. Estoy dispuesto a admitir que en cualquier sitio puede haber una "manzana podrida". Pero no podemos admitir que unos y otros sigan denunciando las corruptelas del rival y disculpando u ocultando las propias. Ese tipo de comportamientos son los que hacen que se hable de "clase política", o que se generalice injustamente (pero lógicamente). Eso tiene que acabar. En eso también tenemos que hacer caso a George Washington, porque en esos casos es cuando el espíritu partidista se torna más nocivo y repugnante.

Conclusión

La conclusión de todo lo anterior... es la que saque cada lector (si alguien lee esto). ¿Hay o no hay motivos profundos para protestar? ¿Hay o no hay motivos para extender la protesta más allá de las políticas habituales y cuestionarse los esquemas sobre los que se sustenta el sistema? Yo creo que los hay, para lo uno y para lo otro (y ni siquiera he enumerado todos los motivos, sólo los que me parecen más importantes y sobre los que tengo más que decir). Pero, en fin, que cada cual saque sus conclusiones.

lunes, 1 de octubre de 2012

Fanatismo democrático

He de confesar que este sábado me pasé al lado oscuro. Asistí a la manifestación que se convocó con el lema "Rodea el Congreso" para ese día. No es la primera movilización de este tipo a la que me sumo, pero sí es la primera desde que todos sabemos, por boca de nuestro Presidente del Gobierno, que los españoles buenos, los que trabajan para sacar adelante este país, son los que no se manifiestan. No puedo negar que, una vez que tenemos ese dato, los que salimos a la calle para protestar no podemos ser otra cosa que unos indeseables, unos antisociales que sólo merecen palos. "Leña y punto", según la contundente expresión de un responsable del sindicato policial. Mejor haríamos en tomar nota de esa mayoría tan silenciosa que sirve igual para un roto que para un descosido y quedarnos callados para que los que nos gobiernan (que saben más que nosotros) puedan interpretar nuestro silencio como les dé la real gana.

Dicho esto, algunos de nosotros, vagos, indeseables y antiespañoles, seguimos pensando que hay motivos para protestar. Así que aparecí por la Plaza de Neptuno el sábado, bastante tarde por motivos personales que me impidieron estar a la hora de la convocatoria. Aunque a esa hora (las nueve y media de la noche, aproximadamente), la calle ya era una ríada de gente que se iba para casa con sus carteles y pancartas, aún había bastante gente concentrada en la plaza, incluyendo a muchos de los encargados de repartir la leña según el sindicalista. Poco tiempo aguanté en la plaza: al rato un petardo puso nerviosos a los antidisturbios y yo, que tengo miedo incluso de la Policía Local, decidí retirarme.

La presencia de tantos policías es coherente con las declaraciones de Rajoy en Nueva York, con las comparaciones (todas son odiosas, pero unas más que otras) con el golpe de estado del 23F, con las nunca probadas (¿para qué?) insinuaciones acerca de vínculos con la extrema derecha y con las amenazas de los responsables políticos. Si no somos más que unos alborotadores, no podemos esperar otra cosa que represión. Sin embargo, hay algo más. Si bien es cierto que hubo disturbios, no está nada claro que los que se hacen llamar antidisturbios cumplieran realmente esa función. Existen motivos más que fundados para pensar que su papel fue exactamente el contrario al que parece indicar su nombre. Al igual que las declaraciones alarmistas y exageradas de los responsables políticos, según podría sospechar algún malpensado, parecen, más que intentos de avisar de posibles disturbios, provocaciones que tengan como objetivo causar disturbios. Cuando un entrenador de fútbol despotrica contra el rival en una rueda de prensa antes de un partido importante, el periodista deportivo de turno dice que lo que pretende es "calentar el partido". Ciertas declaraciones recuerdan mucho ese tipo de situaciones. Pero, ¿por qué querrían nuestros gobernantes una manifestación "calentita"?

 Si me he pasado al lado oscuro, si no me ha importado perder el cariño de Mariano Rajoy al manifestarme, ya poco puedo hacer para intentar salvar mi buena reputación, así que he de confesar que todo esto me huele a montaje para manipular a la opinión pública y convencer de que un más que evidente malestar público (sin entrar en números ¿quién puede negar que el hecho de que haya manifestaciones bastante masivas cada dos por tres significa que la gente no está contenta?) es algo marginal. Meros alborotos provocados por unos pocos, muy radicales y peligrosos. Aunque haya que meter piedras en las mochilas de la gente para luego decir que los manifestantes eran violentos. Aunque un Presidente del Gobierno tenga que salir al extranjero a dejar clara la distinción entre los buenos y los malos españoles. Aunque haya que entrar a saco en una estación de trenes y aterrorizar a tirios y troyanos, o felicitar a la Policía por su manejo de una manifestación que se saldó con 64 heridos, uno de ellos grave. Todo vale porque todo es coherente con el retrato oficial de los manifestantes: una minoría ruidosa y violenta que amenaza destruir nuestro orden democrático.

Es cierto que la convocatoria del 25 de Septiembre ha dado pie a esta estrategia. Aunque forma parte del mismo malestar que ha inspirado numerosas protestas en los últimos tiempos (las mareas de colores, el 15M, las huelgas generales), esta protesta es diferente en su contenido y sus reivindicaciones. Sus consignas (exigir la dimisión del Gobierno y abrir un proceso constituyente) y el simbolismo de rodear el Congreso de los Diputados muestran a las claras un cuestionamiento del sistema vigente y la Constitución Española de 1978: algo que ya formaba parte de algunas de las ideas tras las movilizaciones del 15M, pero no de forma tan explícita. Hay que decir que esto es algo extraordinario: fuera de los territorios con fuerte presencia independentista, hace pocos años una movilización que se convocara con tales consignas habría congregado a cien personas como mucho, que seguramente se conocerían de otras manifestaciones anteriores. Aún dando por buenas las cifras de asistencia aportadas por la Delegación de Gobierno (evidentemente calculadas a la baja), no se puede negar que estamos ante algo nuevo, y que mucha gente (mucha más que en toda nuestra historia democrática) se está cuestionando los fundamentos del sistema nacido en la mítica Transición.

Lo que no es nuevo es la postura de fanática defensa de las instituciones que reduce la democracia a una formulación concreta de democracia (la única aceptable y válida, al parecer) y sacraliza una Constitución que no es obra del Espíritu Santo (que se sepa) sino de humanos demasiado humanos y partidos demasiado partidistas. También sacralizan nuestros dirigentes un Congreso (sede de la  soberanía nacional, dicen pomposamente) menospreciado por los políticos mismos (que toman sus decisiones a puerta cerrada en las sedes de sus partidos políticos y utilizan el hemiciclo para hacer una pantomima de confrontación de ideas que es en realidad una eterna campaña electoral) y por Europa (que no tiene tan claro aquello de la soberanía nacional, ni que ésta resida en los parlamentos de los estados miembros, sobre todo los del sur). Y, sobre todo, estos fanáticos del sistema, nos meten miedo: cualquier cosa distinta a lo que hay, vienen a decir, es contrario a la democracia, y ya sabemos dónde lleva eso. Cito (y vuelvo a enlazar) uno de los artículos que enlazaba más arriba: "Hoy, como entonces, se cuestiona abiertamente la legitimidad de nuestras instituciones y la fuerza de nuestra legalidad democrática. Para ello se despliega ante la opinión pública de forma abrupta una animadversión antilegal y antiparlamentaria que reproduce casi milimétricamente las críticas que Carl Schmitt dirigía en los años 20 y 30 del siglo XX hacia el Estado de derecho, la primacía de la Ley, la Constitución de Weimar y los políticos que la defendían. Conscientes o no, lo cierto es que son legión sus discípulos". Repasando las ideas de Carl Schmitt se me escapan las milimétricas similitudes con lo que he leído o escuchado de los partidarios de las recientes manifestaciones en Madrid, pero eso se explica fácilmente: debo ser uno de esos partidarios inconscientes. Al fin y al cabo, igual que Schmitt yo cuestiono la legalidad vigente. Vivimos en un mundo binario, al parecer: o estás a favor de la democracia, o estás con sus enemigos. Vamos, que la esencia de la democracia es no criticar a sus instituciones. De toda la vida de Dios.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Una cosa que no entiendo

Ricos del mundo (¡ricos de ser, que no de estar!): hay algo que no entiendo. Y no penséis que es una de tantas: no, yo entiendo casi todo. Modestamente puedo decir que entiendo mucho, para ser un plebeyo. Entiendo que queráis recortes en educación, pues no hay ningún indicio de que el nivel de estudios afecte para nada la calidad de la carne. Nadie le pide un máster a su filete, entrecot o solomillo. Entiendo que queráis salarios más bajos, pues así comeremos menos y seremos más magros (ya sé que la dieta es lo único que os tomáis en serio, y que la única autoridad que reconocéis es la del señor Dukan). Por el mismo motivo, entiendo que queráis inseguridad en el empleo: si nos relajamos, también engordamos. Comprendo perfectamente que queráis que, una vez que nos habéis quitado la casa, aún conservemos la deuda, pues sólo podremos pagaros con nuestros propios cuerpos, con nuestra carne, y esa es la idea... Lo único que no entiendo es lo de los recortes en sanidad. Si todo esto va a acabar en canibalismo, como es evidente, el control de nuestra salud es fundamental para asegurar la calidad de vuestros filetes. ¿Acaso queréis comer carne con regusto a enfermedades infecciosas? ¿Qué clase de perversión es esa de querer comer alimentos putrefactos? No: por más que lo pienso, no lo entiendo...

lunes, 30 de julio de 2012

Ya os podéis ir muriendo de envidia

Pues sí, porque nada menos que la princesa del pueblo, la mismísima, qué digo, la mismérrima Belén Esteban ¡me invita a mí, personalmente y por e-mail, a jugar al bingo on-line! ¡Y traigo afotos para demostrarlo!



lunes, 23 de julio de 2012

Y ahora me entero de que Bill Gates está detrás de todo esto


En serio, no lo sabía. Nunca había usado Windows 7...
Me lo acaban de instalar en el ordenador del curro, y he descubierto algo inquietante...
¿Por qué no se habla de esto?
¡Despertad!
¡Despertad, usuarios de Windows 7! ¿Es que no os habéis dado cuenta?
Está claro: él lo planeó todo.



martes, 17 de julio de 2012

Aviso

El 1 de septiembre, los servicios funerarios pasarán de un 8% de IVA al 21%.

Si usted está pensando morirse en los próximos meses, ¡aún puede aprovecharse del IVA reducido!

viernes, 13 de julio de 2012

Coplillas de la jodienda


Que se jodan los parados
y que se joda el currante:
que nos den por todos lados,
por detrás y por delante.
Que nos jodan por votar
a partidos jodedores
que se nos quieren follar
sin regalarnos ni flores.
Por hacer sin rechistar
lo que ordena el poderoso,
por tanto y tanto callar,
a este pueblo silencioso
que le jodan con violencia,
con furor y hasta con saña,
que lo sufra con paciencia
o reviente ya esta España.
Que nos jodan por sumisos,
que nos jodan por cagones,
por tímidos e indecisos,
que nos jodan por ratones.
Que nos jodan mientras puedan,
por cobardes, por idiotas,
o que reaccionen, si quedan,
los valientes compatriotas.

martes, 10 de julio de 2012

Los dueños de la información (enlace)

Esta entrada es sólo para poneros un enlace a otra entrada de otro blog. La bitácora en cuestión es La Mirada del Mendigo , una de mis favoritas. Y la entrada que quiero que todos leáis (y, si os apetece, difundáis) es Los dueños de la Información II. Se trata de un gráfico donde el autor del blog muestra a quién pertenecen los medios de comunicación españoles más importantes. Considerando la ensalada de sociedades que participan unas de otras, el trabajo de investigación tiene que haber sido considerable, y éste es uno de los motivos por los que quiero difundir esta entrada: el autor merece reconocimiento por su esfuerzo. Otros motivos son el interés que tiene el asunto, y el hecho paradójico de que precisamente sobre los medios de comunicación tengamos tan poca información.

Espero que os guste la entrada y el blog.

jueves, 14 de junio de 2012

Borges hablando del mundo de hoy

De hoy, sí, aunque lo dijo en 1984 o 1985, pero eso no tiene la menor importancia:

"Antes no se hablaba de economistas, pero el país prosperaba. Ahora casi no se habla de otra cosa, y el resultado de esos expertos ha sido la ruina del país; pero eso no importa, sigue hablándose, sigue insistiéndose en esa ciencia, posiblemente no menos imaginaria que la alquimia".


Reencuentro. Diálogos inéditos, de Borges y Osvaldo Ferrari. Editorial Sudamericana, 1999.

jueves, 7 de junio de 2012

Salvar al mundo... no haciendo nada


Mi última esposa estuvo diez años sin saber nada del asunto. '¿Pero qué hiciste?', me preguntó. 'No hice nada’.
Stanislav Petrov



Por azar o por algún motivo que desconozco (en realidad es lo mismo) hoy me ha venido a la mente la historia de uno de los grandes héroes de la humanidad: el hombre que salvó al mundo... no haciendo nada. Quiero contar su historia sencillamente, sin pretensiones, como si no estuviera haciendo nada (consultando, eso sí, la Wikipedia, no vaya a inventarme los hechos, que ya sería hacer demasiado).

Los héroes suelen ser hombres de acción y se les celebra por las cosas que han hecho. Stanislav Petrov, en cambio, apenas es conocido, fue castigado por lo que no hizo, y seguramente nos salvó la vida a todos nosotros (a los que estábamos vivos entonces y a los que nacieron después). Vivió una época en la que dos ideologías amantes de la acción se disputaban la hegemonía mundial: una de ellas empeñada en el cambio social, la otra en la incesante acumulación de riquezas; ambas adoradoras de la producción, la velocidad y las novedades. No parecía haber lugar para un hombre tranquilo y sabio que optara por la inacción. Sin embargo, hubo un lugar para él… un lugar en el que podría haber estado otro, un “héroe” al uso que inmediatamente se habría levantado al grito de ¡hay que hacer algo! Pero estuvo Petrov, y todos debemos estar agradecidos por ello. Es una gran inspiración para los vagos del mundo.

El 26 de septiembre de 1983 sucedió lo que más temían todos a ambos lados del telón de acero. El sistema de satélites de alerta temprana de la Unión Soviética (llamado OKO, que en ruso significa “ojo”) avisó de que un misil balístico intercontinental había sido lanzado desde una base estadounidense y que impactaría en la URSS en veinte minutos. Podía haber sido el inicio de una guerra nuclear. Se suponía, de hecho, que algo así debía ser el inicio de una guerra nuclear: para eso existían los sistemas de alerta temprana y los miles de misiles con cabezas nucleares que uno y otro bando tenían apuntando al enemigo. Además, los ánimos estaban caldeados: poco antes, la URSS había derribado un avión de pasajeros surcoreano que había invadido el espacio aéreo soviético; después de esto, la OTAN había iniciado ciertas maniobras militares que simulaban una escalada bélica que culminara con lanzamiento de misiles atómicos. A los rusos les había parecido muy sospechoso el realismo del simulacro. No les gustaba nada, y estaban alerta (al parecer, la KGB lo consideraba la preparación para un ataque real).

Desde su puesto en el centro de mando de la inteligencia soviética, Petrov tenía encomendado alertar de cualquier amenaza a sus superiores para que estos tomaran las medidas oportunas. O lo que ellos consideraran que eran tales: en este caso, la alerta seguramente habría acabado en medidas muy inoportunas para toda la humanidad. Nuestro héroe, sin embargo, conocía el sistema de alerta temprana como si lo hubiera parido, y sabía que podía cometer errores. Además, pensó que los Estados Unidos nunca iniciarían una guerra nuclear lanzando un solo misil: dada la naturaleza de una guerra atómica, la única forma lógica de lanzar un ataque era asegurarse una aniquilación total y rápida de las fuerzas del enemigo. Desde luego, eso requería algo más contundente que el lanzamiento de un solo misil. Habría sido como atacar a un ejército armado hasta los dientes lanzándole una piedra: algo que podríamos esperar de un loco, no de una superpotencia. Más tarde, el sistema avisó de que cuatro misiles más se dirigían a la Unión Soviética. Cinco aún le parecieron pocos misiles a Petrov... y con razón.

Entonces, Stanislav Petrov, héroe de toda la humanidad, no hizo nada. Seguro de que se trataba de un error, no dio la alerta y acertó. Más tarde se descubrió que, efectivamente, el OKO que todo lo ve (y lo que no ve se lo inventa) se había equivocado debido a una conjunción astronómica desafortunada entre la Tierra, el Sol y el satélite que había lanzado la alarma. Deslumbrado, como quien dice, el satélite había visto un misil fantasma (¡y luego cuatro más!) donde no había nada. Como máquina que era, había cumplido su cometido sin tacha transmitiendo el mensaje al búnker Serpujov-15, sin plantearse duda alguna, sin importarle las circunstancias ni las posibles consecuencias. Por suerte, en el búnker Serpujov-15, además de máquinas, había seres humanos. Concretamente, había un ser humano que sí se planteó dudas, que sí sopesó circunstancias y consecuencias, y decidió no hacer nada. Absolutamente nada. Excepto salvar el mundo que conocemos, claro está.

Más tarde, las autoridades soviéticas hicieron lo que cabría esperarse de las autoridades soviéticas. Reasignaron a Petrov a un puesto inferior. Por supuesto, para la mentalidad militar (más cercana a la del satélite idiota que casi provoca un desastre de proporciones desconocidas para la humanidad que la del hombre que evitó dicha catástrofe) Petrov se había equivocado, pues su deber era informar a sus superiores y dejar a estos las decisiones. Ciertamente, podría haber hecho eso si hubiera confiado en que las altas autoridades militares tomarían la decisión correcta, es decir, si hubiera sido un loco o un idiota. Por eso le degradaron, como castigo por lo que había dejado de hacer (un castigo, todo hay que decirlo, bastante suave para los estándares soviéticos: hasta ellos tenían que saber que Petrov, en el fondo, había hecho bien, aunque jamás lo reconocerían). Después, hicieron lo posible por ocultar el incidente.

Nada hiciste para nacer, nada tendrás que hacer para morir, y a nada que lo pienses se te ocurrirá una lista larga de personas que habrían hecho un favor al mundo si entre medias tampoco hubieran hecho nada. Así pues, cuando alguien te diga que tienes que hacer algo con tu vida, recuerda a Petrov, y considera todas las posibilidades... ¡A lo mejor hacer algo con tu vida no es la mejor idea!

lunes, 4 de junio de 2012

La Normalidad


El otro día soñé que estaba en una banda de heavy metal (yo era el cantante, llevaba greñas, chupa de cuero, cadenas y toda la parafernalia heavy). Aparte de eso, lo único que recuerdo del sueño es el estribillo de la canción que cantaba: ¡Muera la normalidad! Así que al leer este texto hagan el favor de imaginárselo cantado a grito pelao y acompañado de guitarras distorsionadas.

Un domingo de mañana
pasea por la ciudad
un caballero cualquiera;
bajo el brazo lleva el pan.
En el quiosco de siempre
se ha detenido a comprar,
como siempre, su diario
de tirada nacional.
Ya lo coge distraído
mirando algún titular
(su equipo ganó el partido
pero la Bolsa va mal).
Sonriendo al quiosquero
enseguida va a pagar.
Del bolsillo la cartera,
y un billete saca ya
que le tiende al comerciante
con un gesto natural.
El billete tiene un vicio
un tanto particular:
el papel se curva como
si se quisiera enrollar.
Por qué será.
¡Muera la normalidad!

El marido llega a casa
cansado de trabajar;
la mujer, que le esperaba,
y le dice "hola, qué tal"
se levanta de la silla.
Él se sienta en el sofá.
Ella le mira con asco:
"Ni se te ocurra manchar
los muebles con esa ropa...
¡no me seas animal!".
El marido se despoja
de la ropa de faenar;
a su esposa se la entrega
y ya se ha vuelto a sentar.
La mujer mira las prendas
por delante y por detrás,
todas llenas de esas manchas...
"qué remedio, hay que frotar".
Roja oscura y ya reseca
la macabra suciedad
se resiste a los lavados,
la lejía y el Dixan...
...y no se va.
¡Muera la normalidad!

Un anónimo individuo
entre todos los demás,
gabardina y traje oscuro
canas y mediana edad,
sin nada que le distinga
camina en el bulevar;
luego dirige sus pasos
hacia las calles de atrás.
Se detiene en una esquina
porque acaba de encontrar
a una mujer que le mira
y cuyo oficio es amar.
Hablan, negocian y pactan
la tarifa y el lugar
y agarrados de la mano
hacia lo oscuro se van.
La mujer mira a la cara
del caballero y sin más
"Cómo te llamas, cariño",
pregunta por preguntar.
Qué sonrisa tan extraña
tiene el hombre al contestar
"Me llamo Jack".
¡Muera la normalidad!

Tras su mirada tan triste
es el típico chaval
que en su casa le recuerdan
cuando es hora de cenar.
Si por alguna suspira
a la chica le da igual;
tiene granos en la cara;
tiene sólo una amistad:
un amigo imaginario
aunque para él es real.
Del instituto es el paria,
del abusón punching ball.
¿Qué ocultan sus ojos tristes
y su mirada glacial?
Mientras pasa lista el profe
él está pero no está:
en su mente hay tiroteos
y un desenlace fatal.
Me pregunto si algún día
tanto caos y tanto mal
como guarda en su cabeza
de su cabeza saldrá.
Y qué más da.
¡Muera la normalidad!

viernes, 25 de mayo de 2012

Son unos cachondos

"Error 404

Aunque parezca mentira, este error no es culpa del Partido Socialista"

Pues qué le voy a hacer, me ha hecho gracia.

No pregunten qué buscaba en la web del PP catalán...

viernes, 13 de abril de 2012

Momento cultural

Pa que lo sepan.

El nombre oficial de Bangkok (Tailandia) es:

Krung Thep Mahanakhon Amon Rattanakosin Mahinthara Ayuthaya Mahadilok Phop Noppharat Ratchathani Burirom Udomratchaniwet Mahasathan Amon Piman Awatan Sathit Sakkathattiya Witsanukam Prasit

¿Y para esto una entrada del blog? Bueno, es que el nombrecito no cabe en un twit.

jueves, 16 de febrero de 2012

Anuncios por palabras

SE CAMBIA lenta decadencia por vistoso cataclismo.
Razón: Occidente.

BUSCO ilusiones perdidas. Son pequeñas (tamaño bolsillo, para poder llevarlas a todas partes) pero muy brillantes. Responden a los nombres de amor, justicia y esperanza. Suelen estar juntas. Se recompensará generosamente. También se aceptan sucedáneos y engaños verosímiles.

VENDO angustias nocturnas. Tienen bastante uso, pero con una capita de pintura, como nuevas. Se aceptará cualquier oferta razonable.

BUSCO seres mitológicos. Responden a los siguientes nombres: Clío, Euterpe, Talía, Melpómene, Terpsícore, Érato, Polimnia, Urania, y Calíope. Hace mucho tiempo que no sé nada de su paradero, y me urge ponerme en contacto con ellas.

martes, 14 de febrero de 2012

Consulta médica

-De fiebre no sé cuántos tengo grados,
la voz se me apaga o se me traba,
mi vida me parece que se acaba,
me pinchan los instantes afilados.

Doctor, qué tengo. Búsqueme cuidados.
-¿Usted? Nada, y su mal quizá se agrava
si nada en las entrañas se le clava,
la vida se le escapa por los lados

y en la nada se va cayendo oscura
vertiendo por los poros su agonía
y su alma derramándola en cascada.

-Doctor, doctor, ¿no tiene acaso cura?
-Pastillas de estas tome dos al día.
-¿Y qué me harán, doctor? -No le harán nada.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Geografía

Si usted camina hacia Oriente muchas jornadas sin detenerse, si atraviesa las provincias orientales sin sucumbir a ninguno de sus encantos, a ninguna de sus trampas, ni a los misterios que encierran esas provincias, ni al espanto que encierran esos misterios, si cruza el desierto y, después del desierto, el horizonte, y llega más allá del Oriente, encontrará la ciudad soñada por los occidentales. Si viaja hacia Occidente durante muchos y largos días, sin detenerse a reposar en las provincias occidentales ni enredarse en el juego de máscaras que allí se practica, si hace caso omiso a los cantos de sirena y sortea hábilmente a las esfinges, y después atraviesa una gran cadena de montañas y la línea del horizonte, y llega más allá de Occidente, encontrará la ciudad soñada por los orientales. Así están dispuestos los sueños y las cosas en este reino. Usted, viajero, siga su camino. Tiene todas las posibilidades descritas, las insinuadas, las ni siquiera aludidas, e incluso puede hacer uso de dos puntos cardinales más aparte del Este y el Oeste. Nosotros no podremos seguirle, tenemos nuestra vida aquí, estamos ligados irremediablemente a este lugar situado entre Ultraoriente y Ultraoccidente. Sólo nuestros sueños pueden viajar más allá de esta estrecha región. ¡Siga su camino! Buen viaje... adios.

martes, 7 de febrero de 2012

Elogio al raro

Un día, los raros reinaremos sobre la tierra.


Ya lo dijo Jesucristo:
Bienaventurados los raros, porque ellos no serán normales.


Un día, todo se volverá muy raro para los normales. Las cosas se harán de otra manera. En realidad, las cosas se harán de cualquier manera.


Los normales acabarán odiando su normalidad, como algunos aún odian su rareza.


Los gobiernos de las naciones estarán compuestos por borrachos impenitentes, poetas con vicios inconfesables, santos y científicos chiflados. Las iglesias se dividirán y se oficiarán a la vista de todos liturgias mágicas o pavorosas.


Eso ocurrirá cualquier día. Mientras tanto, permanecemos agazapados en nuestras madrigueras alimentándonos de sueños, quimeras, bellotas y seres con demasiadas patas.

lunes, 6 de febrero de 2012

El niño tonto

No debían haberle dejado solo al niño tonto. Ustedes lo sabían, y no hicieron nada para prevenirlo. El niño tonto no comprende sus límites, y si le dejan solo, los límites no existen. No tenían que haberle dejado solo, y menos aún dejar que se enamorase. No estaban preparados, y lo saben. Nunca estuviero preparados para el amor profundo y delicado del niño tonto, un amor profundo de profunda tontuna que se les escapa de las manos y no dejará en pie ninguna de sus preciadas estructuras.

Ahora no hay nada que hacer. El niño tonto se ha enamorado, ha escapado a su control y se ha ido volando. Su amor enorme, su amor ilimitado y puro de niño tonto acabará con ustedes.

jueves, 2 de febrero de 2012

La conquista del Oeste



Caminaban por la mañana con el sol a sus espaldas. Por la tarde, iban hacia el sol. Por la noche, algunos hacían un alto en el camino para descansar, y otros seguían, guiados por las estrellas. Los caminos parecían ríos hechos de gente; las multitudes no paraban de fluir.

Habían oído que más allá era más temprano. Que esa hora perdida para siempre transcurría aún, al otro lado del horizonte. Que había lugares hacia el oeste donde esta hora cansada aún pertenecía a un futuro acaso lleno de esperanza. Caminaban y caminaban y gastaban sus horas persiguiendo las horas que se les iban escapando.

miércoles, 1 de febrero de 2012

El pájaro



Hace mucho tiempo que no miras al pájaro que un día se instaló en el tejado de tu casa. Sabes que está ahí, con su plumaje negro como el alma de Judas, mirándolo todo; mirándote a ti, según sales de casa, con esos ojos sin vida, esos ojos que sólo parecen reflejar imágenes pero que además las registran, quién sabe para qué. Sin necesidad de verle, sabes que sigue ahí suspendido sobre ti, sabes que si se hubiera ido notarías algo, lo echarías de menos de alguna manera.

Antes sí lo mirabas, cada mañana al salir de casa y cada noche al volver. Había días en los que se te antojaba que era como la amenaza de la muerte, otros en los que representaba el mal. Y el pájaro seguía ahí, mirando, silencioso, quieto. Negro como las sombras de tu alma, como el luto. Con sus ojos de máquina te miraba, y su pico parecía apuntar a tu frente.

Un día quisiste matarlo. No sabes qué habría pasado. Quizás habrías sido inmortal, o habrías muerto al instante, o quizá nada habría pasado, más que una mancha de sangre en tu tejado y unas cuantas plumas sueltas. Tampoco entonces lo sabías. No necesitabas saberlo. Sólo necesitabas una piedra para arrojársela, y encontraste la que tenía el tamaño y la forma adecuados. Cogiste la piedra, llegaste a tenerla en tu mano. Entonces, te volviste para lanzarla, y viste al pájaro. Sus ojos de máquina te miraban, su pico parecía apuntar a tu frente. Con ojos de máquina le mirabas, y apuntabas con la piedra. Entonces de pronto no podías arrojar el proyectil. No podías hacer nada sino mirar, sólo registrar imágenes, quién sabe para qué. Te salvó el ruido de algo vivo entre los matorrales. Sobresaltado, te volviste, a tiempo para ver una forma indistinta que huía. Seguiste tu camino.

Desde entonces, no te has atrevido a mirar al pájaro que un día se instaló en el tejado de tu casa. Aún así, una vez más quisiste matarlo. Aquella noche, buscaste la piedra, y ahí estaba, donde la habías dejado, negra como el alma de Judas. Fuiste a cogerla de nuevo, pero de pronto la mirabas con ojos de piedra, y no pudiste moverte. Sólo estar ahí, donde te habías dejado. Ya ni siquiera mirabas. Te salvó el cansancio. Volviste a ser tú a través de tus músculos, pero ya no volviste a mirar a la piedra. Sabes que está ahí, cada vez que sales de casa y cuando vuelves. No la miras, pero sabes que si no estuviera, si alguien o algo la hubiera movido, la echarías de menos de alguna forma.

martes, 31 de enero de 2012

Más tiempos interesantes: lo que cuestan las huelgas

La "pillada" es ya famosa: "la reforma laboral me va a costar una huelga general". Se le acusa, señor Rajoy, de ponerse la venda antes de la herida. Esto es cierto, pero no deja de ser un detalle sin importancia. Serán los sindicatos quienes convoquen, o no, la huelga: que yo sepa, no es esa la función del presidente del Gobierno. Lo interesante es que diga que le va a costar a usted. Está bien, señor Rajoy. Entonces, si los sindicatos la convocaran y yo la secundara, ¿cómo piensa abonarme lo que la empresa me descontaría de la nómina por la jornada (o jornadas) de huelga? ¿Me hará llegar el dinero por transferencia bancaria, o prefiere un giro postal? A mí no me importa en absoluto pasarme un día por la Moncloa, para que me lo pague al contado. También acepto cheque. ¿Y cómo le aviso para que sepa que voy a secundar la huelga y tiene que pagarme? ¿Se lo digo (a usted o a su pinchateclas de turno - conste que lo de pinchateclas lo digo sin ánimo de ofender: yo también lo soy) por Twitter? En fin, don Mariano: sigue sin concretar. Ni la reforma laboral, ni cómo resolver todas esas cuestiones. Habrá tiempo, pero no se duerma en los laureles. Mire que si no responde a todas esas preguntas, la huelga puede llegar a costarme a mí y no a usted. Y eso no es lo que le dijo al presidente finlandés. No querrá quedar como mentiroso ante los finlandeses, ¿verdad?

Nada más, señor Rajoy. Espero que le sea leve la huelga.

lunes, 30 de enero de 2012

Desarme



Los acuerdos de paz alcanzados con el gobierno exigían el desarme total de la banda. Entregaron los explosivos, las pistolas, los fusiles... Por desgracia, no se pudo cumplir lo pactado. No hubo manera de deshacerse de los bumeranes...

jueves, 26 de enero de 2012

Soy un escritor comprometido

¿Acaso puede uno negarse a hablar, ante tanta injusticia? ¿Debería uno escribir recluido en una torre de marfil? ¡Oh, pero sale tan caro el marfil!

Que no cunda el silencio, que se diga, que se oiga:

Que los árboles no saben llorar, aunque tengan sus motivos.
Que los gatos no reciben la instrucción necesaria para aprovechar adecuadamente sus superiores dotes artísticas.
Que el pez grande se come al chico, cuando debería comerse el pez bello al feo, el interesante al anodino, y el alegre al triste, para que el mar estuviera siempre lleno de maravilla.
Que las casas antiguas ya no pueden expulsar a sus fastidiosos amos creando ruidos de cadenas que se arrastran y gemidos de almas en pena. ¡Ya nadie escucha a las casas!
Que los sueños se vuelven amarillos y quebadizos como el papel viejo.
Que los recuerdos se nos vuelven imágenes rígidas, frías, incapaces de conmovernos, y así se nos va muriendo la vida.
Que ni el amor ni la amistad son capaces de crear la primavera a su alrededor.
Que el ciempiés nada ha hecho para merecer tantas patas.
Que las manzanas no suelen encerrar esmeraldas, ni las sandías rubíes.
Que la belleza no calma la sed, ni el hambre.
Que no existen suministros suficientes de poesía.

Que Dios, pese a todo, se niega a dimitir.

lunes, 23 de enero de 2012

El extranjero

Como no ando muy inspirado, ni con mucho tiempo, os dejo aquí un simple ejercicio para mi taller literario. El tema es: imagina cómo fue la llegada de Dionisos a Grecia.


Todos parecían haber visto al extranjero. Al menos, eso decían. Y, aunque no se ponían de acuerdo en cómo era, nadie dudaba de que hablaban del mismo extranjero. Unos se referían a un muchacho de belleza delicada, casi femenina. Otros, en cambio, hablaban de un hombre de aspecto feroz, con melena larga y mirada salvaje. Acerca de la mirada, por cierto, también existían versiones dispares: penetrante o distraída, fija o perdida, intensa o serena, distante, sensual… Unos decían que le habían confundido con Apolo, pero que no podía ser ese dios, porque era oscuro y taciturno, mientras que otros negaban tajantemente que fuera un dios en absoluto. En cuanto al cortejo que le acompañaba, algunos hablaban de todo tipo de seres medio humanos, medio animales: centauros, sátiros, minotauros… para otros, tan sólo se trataba de un hatajo de bárbaros ruidosos y malolientes.
Había acuerdo en que llegó tocando una música extraña con una flauta, aunque incluso este dato fue negado por uno de los asistentes a la reunión, si bien es verdad que con más énfasis que éxito: “¡Me niego a llamar a aquello música! La música es algo que flota en el aire y transforma el mundo. ¡Esos sonidos se le meten a uno dentro, y transforman al oyente! Es algo completamente distinto”.
Hablaron y hablaron de aquel que tenía a la ciudad patas arriba. Había llegado la noche anterior, con su delicada belleza o su ferocidad, acompañado de seres mitológicos o de una horda de salvaje, y tocando aquello que casi todos llamaban música, aunque fuera una música nueva y extraña. Las mujeres fueron saliendo de sus casas cuando sus maridos ya roncaban, y se reunieron en lo oscuro del bosque, donde el dios había encendido una fogata y sus seguidores bailaban al son de la flauta. Las mujeres, sin saber por qué, se unieron al baile frenético.
A la mañana siguiente, los hombres no sabían qué había pasado, pero supieron a quién culpar. A la hora de la comida, sus mujeres aún no habían vuelto, y, como es natural, se quemaron casi todos los guisos de la ciudad. Cuando volvieron las mujeres, no mejoró la cosa. No sólo no estaban dispuestas a dar explicaciones, sino que habían perdido interés por la casa, por las tareas domésticas, y sobre todo por su marido. Sólo querían descansar para la noche siguiente volver a salir y reanudar la fiesta, el ritual, el aquelarre… o lo que fuera aquello.
Por eso, los hombres estaban reunidos, hablando del misterioso extraño que había alterado la plácida vida de la ciudad. Alguien salió de entre la muchedumbre al centro de la plaza, hizo un gesto para pedir silencio, y dijo:
- Queridos conciudadanos. No me importa si el visitante es un muchacho de rubios cabellos rizados o un tosco hombretón de fuertes músculos, si anda con una horda de melenudos bárbaros o se hace acompañar de todo tipo de seres semihumanos, si su mirada es de tal forma o de tal otra, si es extranjero (cosa que todos suponemos, aunque no se sabe de nadie que le haya oído decir una palabra) o griego, ni siquiera si toca música con su flauta, o hace sonidos que pueden asemejarse a la música pero pertenecen a una categoría hasta ahora desconocida… Lo único que me importa es que ha acabado con nuestra tranquilidad y… ¿qué vamos a hacer?
Los hombres se miraron unos a otros. Algunos se encogían de hombros, otros miraban a sus sandalias, otros parecía que iban a decidirse a decir algo y de pronto se lo pensaban mejor y se quedaban callados.
De pronto se oyeron tambores y flautas que sonaban en la lejanía. La noche se había adueñado de la ciudad sin que los hombres, distraídos por sus vanas elucubraciones, apenas se dieran cuenta. Miraron hacia los bosques y vieron una constelación de hogueras entre los árboles.

miércoles, 18 de enero de 2012

Parodias

Leo (releo) a Jean Genet (Diario del ladrón, cito la traducción de María Teresa Gallego Urrutia y María Isabel Reverte Cejudo): "Cada acto era una parodia. Los pobres resultan grotescos. Lo que aquí hacían no era sino un reflejo deformado de aventuras sublimes que quizá estaban transcurriendo en ricas mansiones, entre seres dignos de que se los viera y se los escuchara"

Desde hace tiempo creo que a cada individuo, en su vida real, le toca representar un personaje de un género literario concreto (comedia, epopeya, etc.), y ya sospechaba yo que en la mayoría de los casos algo tiene que ver con eso la clase social de cada uno. Al menos, en el sentido de que quizá los ricos puedan elegir el género que más conviene a su personalidad, pero los menos afortunados tienen un repertorio mucho más limitado. Me parece correcto lo que dice Genet acerca de los pobres y las parodias. Es más, creo que no sólo las vidas de los pobres pertenecen a ese género: las vidas de clase media también.

Cualquier oficina es la parodia de una película de espías. Hay agentes, dobles agentes, se forman alianzas, hay tantas lealtades como traiciones, siempre hay algún "topo" del jefe... En esta trama complicada, hay quien se engrandece y hay quien se envilece... y todo por una recompensa pobre, mezquina, ridícula. Cuando salimos del trabajo y volvemos a casa, ¿quién no parodia la búsqueda del Santo Grial, yendo de vagón en vagón del metro, buscando el ansiado lugar donde sentarse (o la plaza de aparcamiento, cuando uno se desplaza en coche)? En las casa con más de un hijo, cada trastada supone una novela policíaca. En fin, cada detalle de nuestra vida entra dentro del patrón de algún género literario "serio"... sólo que las recompensas son insignificantes... y los castigos tampoco dan para una tragedia. Está claro. Nos guste o no, nuestras vidas son parodias.

lunes, 16 de enero de 2012

Una leyenda

Como alguno (y cuando digo alguno, quiero decir ninguno) se habrá preguntado por qué el título de este blog alude al mundo actual, cuando en realidad los textos son más literarios que noticiosos (y, por lo tanto, deberían aspirar a la inmortalidad y ser tan aptos para los tiempos interesantes de la maldición china como para tiempos anodinos, o sea, de extrema placidez), aclaro que en realidad el título lo puse pensando en el primer texto que publiqué aquí ("Páginas perdidas...") que, siendo literario, trata de los tiempos actuales, y, por otro lado, que hace tiempo que no aspiro a pertenecer a la selecta casta de los locos de atar que alcanzan la inmortalidad literaria, ya que dejé de cumplir la primera condición necesaria para pertenecer a dicho grupo, que es estar como una cabra. Me curé, por desgracia.

Hoy, sin embargo, haré honor al título de la bitácora hablando de estos tiempos tristemente interesantes. Y es que, como dicen los cursis, hoy manda la actualidad, lo cual quiere decir que toca hablar del pasado. Porque hoy, señores y señoras lectores y lectores, ha muerto un hombre y ha nacido una leyenda. Una leyenda que es, como todas las leyendas, lo que a alguien le ha interesado contarnos acerca del hombre, pero también lo que se leerá en los libracos de historia oficiales del futuro, y lo que habrá que contestar en los exámenes de historia oficiales. O sea, lo que viene a ser la verdad revelada. Así que atentos, porque les voy a resumir la leyenda de don Manuel Fraga Iribarne:

Al principio fue Fraga, y nada más que Fraga, y antes del principio también, y el principio fue exactamente 1978, sin que antes hubiera nada, absolutamente nada, y mucho menos que nada un dictador llamado Franco, que de haber existido habría sido dictador sin querer, y en caso de haber existido Franco y haber sido Fraga ministro suyo, lo habría sido también sin querer. Y, mucho menos que ninguna de las cosas que no había antes del principio, nunca hubo nadie llamado Julián Grimau, ni había pasado nada en ningún lugar llamado Montejurra, que vaya nombrecito, ni, en caso de haber pasado algo en tal lugar (que no existía, y probablemente sigue sin existir salvo en las mentes de los enemigos de la patria) no habría sido responsabilidad de Fraga. Antes del principio, si había algo aparte de Fraga, era la calle, y la calle era de Fraga, porque no podía ser de nadie más, por mucho que porfíen los rojos judeomasónicos. Entonces Fraga subió al monte Sinaí, y allí Dios, o sea, él mismo, le dictó la Constitución Española. Y entonces bajó del Monte Sinaí y mostró a la gente las tablas de la ley, y todos vieron que aquello de la democracia, que acababa de inventar Fraga, era muy bueno, y loaron al Mesías. Desde entonces, todas las personas de bien votan a la derecha, como Dios (Fraga) manda.

viernes, 13 de enero de 2012

Royendo porcentajes

Royendo porcentajes, malviviendo
de un cero coma nada que está hundido,
que no sabe nadar y no ha comido
ni un pobre decimal ni un dividendo,

cobardes que al abismo van cayendo,
carentes de un valor que se ha perdido
de humilde condición ya se han vestido
acciones perezosas pobre atuendo.

¿Divisas sus siluetas demacradas,
buscando en las cantinas liquidez,
cayendo en espiral todos los días?

Agotan hasta el fondo las jornadas,
invierten sus fortunas de una vez
y sueñan por la noche plusvalías.

jueves, 12 de enero de 2012

Romance de la crisis

Aunque tenga poco seso,
he vivido larga vida
y el demonio es más demonio
por edad que por valía;
el problema tan peludo
que preocupa a Sus Ñorías
lo he molido en mi molino
y lo traigo ya hecho harina.
Se lo dejo a poco precio,
pues de balde es mi tarifa,
por no andarme en regateos
siendo todos gente fina;
tan solo quiero que sepan
pa que luego no se diga
que también me compadezco
de la pobre plusvalía.
Si el problema son los fondos,
en el fondo, yo diría,
que es problema sin sustancia
o dificultad fingida,
pues los pozos que conozco,
por azar o ingeniería
todos tienen dichos fondos
más abajo o más arriba.
A mi madre, de pequeña,
ya mi agüela se lo hacía,
y lo mismo hizo conmigo,
cuando infante fui, la mía;
¡hay que hacer caso a las madres
y a su gran sabiduría:
si dan guerra los activos
hay que atarlos a la silla!
Por si alguno quiere lentes,
me ha encargado que les diga,
la Juana que es boticaria,
framaceútica y vecina,
que las tienen muy baratas,
dos por uno en la botica,
que verán mejor las cosas
y tendrán así divisas.
Por no ser impertinente
y evitar la grosería
no entraré mucho en detalles
(no se cansen, no lo pidan)
no entraré en detalles, digo,
de cómo resolvería
la falta de liquidez
anegándola en orinas.
El producto de interior,
que lo sé muy bien de oídas,
le ha gustado siempre bruto,
a la bruta Economía:
pues bruto lo encontrarán
a puñados en Castilla,
y si no les digo nombres,
el Aurelio o el Matías...
Si es asunto de dinero,
como yo me suponía,
me parece que un detalle
pequeño se les olvida:
el dinero, caballeros,
por ahora, a mí me evita.
Pregunten a sus bolsillos
dónde vuela y dónde anida.

miércoles, 11 de enero de 2012

Sobre ciertas enfermedades infecciosas

...sabía que no debía acercarme a ese tipo. Sabía de qué se trataba. En el fondo lo sabía, y fue una estupidez lo que hice, pero me pudo la curiosidad. Se notaban los síntomas a la legua. No es que hiciera nada especial. Era un pobre como tantos, sentado en un banco del parque, mugriento, indefenso. Dando de comer a los pájaros y las ardillas los despojos de su carne. Como tantos. Pero miraba de esa manera. Jamás había visto algo así pero lo reconocí enseguida. Me acerqué para verlo mejor, y entonces fue cuando debió contagiarme. Doctor, creo que he pillado alma. ¿Es grave?

martes, 10 de enero de 2012

Un libro poco edificante

Leer libros es algo característico de la gente de bien. Los padres, que siempre quieren lo mejor para sus hijos, dicen a los niños que deben leer libros, en lugar de pasarse el día jugando a la PlayStation, drogándose, haciendo ambas cosas simultáneamente, manteniendo relaciones sexuales sin condón, maltratando a indefensos animalillos, cometiendo hurtos de chuches, emborrachándose hasta vomitar lo bebido y vuelta a empezar, insultando a sus profesores, experimentando con opciones sexuales alternativas o asesinando a sus compañeros en el patio de la escuela. Las autoridades, que siempre velan por nuestro bien, nos dicen que, además de no fumar porque puede provocar impotencia y a menudo mata, hacer caso a las señales de tráfico y no correr (que la velocidad mata), consumir alcohol con mesura y responsabilidad, pagar los impuestos religiosamente y siempre pedir la factura en todas las compras, debemos leer porque nos enriquece mucho y nos hace mejores personas. Cuando uno va en el metro y mira a todo el mundo de reojo en busca de posibles maleantes, se tranquiliza muchísimo cuando ve a alguien tranquilamente sentado en su asiento con un libro en la mano, porque al menos ese individuo no nos sacará un enorme machete para rajarnos las tripas y robarnos todas nuestras pertenencias y algunos órganos con los que traficar en el mercado negro. No, ese no, porque es un ciudadano ejemplar. Tiene un libro, esa es la marca inconfundible de las buenas personas, de los tranquilos, los mansos, los que hacen caso a la autoridad, se paran en todos los semáforos en rojo, ayudan a las ancianas a cruzar la calle y las llevan hasta la otra acera en lugar de dejarlas abandonadas en mitad del tráfico (como hacen los malvados para satisfacer sus bajos instintos de mataviejas), son respetuosos, y de pequeños se comían el plato de verduras sin rechistar.

Un día, uno de estos ejemplares de bondad, quizá porque se lo han recomendado o porque le ha atraído el llamativo título, se encuentra con un libro en las manos que se titula "Diario del ladrón", de Jean Genet, un tipo del que le suena vagamente haber oído hablar, y sospecha que es francés porque esa suele ser la costumbre de los tipos que se llaman Jean. No le asusta la nacionalidad del autor, ni siquiera el título. ¿Qué tiene de malo? Piensa que puede ser divertido, e incluso instructivo, hacer una excursión imaginaria al "lado salvaje de la vida". Además, podrá solidarizarse con el pobre ladrón, al cual sin duda la necesidad ha empujado al delito.

Entonces lee, y poco a poco la excursión se va complicando. El pobre ladrón no cumple las expectativas. En lugar de justificarse, crea su propia ética al revés. En lugar de quejarse, celebra. En lugar de revelar la sordidez del lado oscuro, revela la belleza del lado sórdido. En lugar de oler a mierda (o quizá al mismo tiempo) resplandece. Habla de virtudes que le eran desconocidas al cándido lector, porque nunca supo que fueran virtudes: el robo, la cobardía, la bellaquería, la traición. Le habla de cómo esas virtudes pueden perfeccionarse, convertirse en belleza, en arte. Le habla de hacer el mal con el mismo desinterés con el que un santo puede hacer el bien. La santidad del mal, un concepto que desconocía nuestro lector, que quizá no llega a comprender. En fin, ese ladrón, ese sarasa, ese traidor, ese ocasional prostituto, contrabandista, ocasional etc., esa desgracia humana (y poeta) que se llamó Jean Genet, le seduce con su poesía, con su fuerza, con su orgullo.

¿Qué efecto puede tener algo así en el buen ciudadano, en el lector de libros? Seguramente no lo convierta en maleante. Hace falta coraje para deshacerse de todo lo que la sociedad bienpensante considera bueno. Hace falta coraje incluso para ser cobarde hasta sus últimas consecuencias. No, no será un maleante ese lector de libros, ayudador de ancianitas, buena persona en general. Pero quizá sea bueno con menos entusiasmo. Si no puede seguir el camino del mal y no puede ser santo por el camino del bien, nunca será perfecto, nunca será tan bello como esos ladrones piojosos. Y sin embargo recomendará ese libro tan poco edificante. Que es lo que está haciendo en estos momentos.

lunes, 9 de enero de 2012

El Leopardo Anticomunista (entrevista imposible)

Revisando textos antiguos, me he encontrado uno de cuando creía que escribía guiones para la tele... como no salió adelante el proyecto, el texto es mío y sólo mío y lo publico en este blog porque me da la gana. Ea.



Entrevistas Imposibles: EL LEOPARDO ANTICOMUNISTA (MARYLIN MONROE, HILLARY CLINTON, OBAMA, ELVIS PRESLEY, FÉLIX RODRÍGUEZ DE LA FUENTE, MARX, DON QUIJOTE)



En una habitación de hotel, el REPORTERO está sentado en una silla, y MARYLIN Monroe en otra.

REPORTERO: ¿Cómo debo llamarle? ¿Norma Jean Mortensen? ¿Norma Jean Baker? ¿Marylin Monroe? ¿Norma Jean DiMaggio? ¿Marylin Miller?
MARYLIN: (escribe algo en un papel) Llámeme a este número de teléfono cuando esté libre. (le da el papel al REPORTERO)
REPORTERO: (se guarda el papel) Usted ha dejado un legado importante para la posteridad, ¿no cree?
MARYLIN: ¡Oh, sí! Mucha gente ha cambiado su forma de ver las rejillas de ventilación del Metro gracias a mí.
REPORTERO: Sin duda, un gran servicio al transporte público.
MARYLIN: Siempre me ha gustado apoyar buenas causas.
REPORTERO: ¿Sabe usted que es un mito erótico?
MARYLIN: ¿Un mito? No, no, eso no tiene nada que ver conmigo. Yo sólo fui... (inocente) una chica.
REPORTERO: ¡Oh! ¿Una chica cualquiera?
MARYLIN: Bueno. Una chica que quería pasárselo bien... (se queda unos segundos con la mirada perdida, como valorando algo) Y sí, supongo que eso lo conseguí.
REPORTERO: Entonces, ¿fue usted feliz?
MARYLIN: Tuve una vida turbulenta y una muerte temprana. ¿Cree usted que fui feliz?
REPORTERO: Precisamente fue esa muerte temprana una de las cosas que hizo de usted un mito.
MARYLIN: (irónica) ¡Pues nada, tendré que agradecérselo a la muerte!
REPORTERO: Pues muchas mujeres la envidian.
MARYLIN: ¡Envidiarán mi filmografía, no mi vida!
REPORTERO: No sólo su filmografía…
MARYLIN: (sonriendo coqueta) Bueno, sí… eso también.
REPORTERO: ¿Qué es lo peor de morir temprano?
MARYLIN: Que uno siempre ha dejado cosas para más tarde.
REPORTERO: ¿Por ejemplo?
MARYLIN: ¡Yo siempre quise tener un leopardo de mascota!
REPORTERO: ¿Un leopardo?
MARYLIN: Los leopardos son los mejores amigos de una chica.
REPORTERO: ¿Ah, sí? ¿Y los diamantes?
MARYLIN: Tampoco están mal.
REPORTERO: Pero los leopardos…
MARYLIN: ¡Exacto! Los leopardos. En mi clase, todas las niñas soñaban con tener uno de mascota.
REPORTERO: ¿Todas todas?
MARYLIN: Bueno... menos una, que era comunista o algo así. Quería cambiar el mundo y sólo pensaba en los pobres y los oprimidos.
REPORTERO: Déjeme adivinar… al final fue la única que tuvo su leopardo.
MARYLIN: (sorprendida) ¿Cómo lo ha adivinado? (el REPORTERO no dice nada, se limita a sonreír, y MARYLIN sigue hablando) Sí, se fue a Washington, se llevó a su leopardo, y nunca se volvió a saber más… ¡Oh sí! Ahora que me acuerdo…
REPORTERO: ¿Sí?
MARYLIN: Me enteré de que murió…
REPORTERO: ¿Devorada por un leopardo?
MARYLIN: (con cara de espanto) ¡Cielos! ¡Sí!
REPORTERO: (mirando a la cámara, con aire de misterio) Oh cielos. Marylin Monroe. Comunistas. Leopardos. Misterio, intriga. La vida es una tómbola, tom tom tómbola. Continuará…


Exterior, el REPORTERO está en una calle cualquiera, con un micrófono en la mano.

REPORTERO: ¡Hola! Estamos en Washington DC, la capital del mundo libre como el ave que escapó de su prisión y puede al fin volar, libre como el viento que recoge mi lamento y mi pesar. Hemos venido aquí para intentar esclarecer el escabroso asunto del leopardo anticomunista y…

De pronto en REPORTERO se detiene ante una ventana. Está sorprendido. Hace un gesto a la cámara para que se acerque. La cámara va acercándose a la ventana…


Interior, OBAMA y HILLARY CLINTON están en un despacho.

OBAMA: ¡Podemos hacer grandes cosas con este país, Hillary!
HILLARY CLINTON: Yes we can, Obama, yes we can.
OBAMA: ¡Devolver las esperanzas a los desesperados!
HILLARY CLINTON: O prestárselas, a un interés mínimo.
OBAMA: ¡Volver a sentirnos orgullosos, con razón, de ser americanos!
HILLARY CLINTON: O seguir siendo sencillamente arrogantes, que se nos da muy bien.
OBAMA: ¡Ayudar al más débil!
HILLARY CLINTON: Si nos deja el más fuerte.
OBAMA: ¡Tender la mano a los que la necesitan!
HILLARY CLINTON: (tiende la mano pero con la palma hacia arriba, como para recibir algo) ¡Donaciones para el Partido Demócrata!

Pasa un MENDIGO ANDRAJOSO, deja una moneda en la mano de HILLARY CLINTON, y se va.

OBAMA: ¡Hillary!
HILLARY CLINTON: Yes we can.
Qué quieres ahora, Obama.
OBAMA: ¡Podemos volver a ser un país respetuoso con los derechos humanos en el mundo!

Silencio. HILLARY CLINTON mira a OBAMA con mala cara.

HILLARY CLINTON: Vamos a ver, Obama... No we can't.
OBAMA: (asustado de lo que ha dicho) ¡Ya! ¡Ya! Perdona.
HILLARY CLINTON: Si es que...
OBAMA: Perdona, me emociono y se me va la olla.
HILLARY CLINTON: Qué cruz.
OBAMA: ¡Pero podemos hacer grandes cosas!
HILLARY CLINTON: (para sí misma) Qué pelma. (en voz alta) Yes we can, yes we can.
OBAMA: ¡Por supuesto que podemos! ¡Compartiremos nuestras tartas de manzana caseras con el vecino! ¡Tendremos nuestras puertas abiertas para todo el que quiera venir a visitarnos o a convencernos de que nos hagamos Testigos de Jehová! ¡Cantaremos bellas canciones patrióticas todos juntos! ¡Y el sol brillará con más fuerza!
HILLARY CLINTON: Yes we can. (para sí misma) Hay que joderse. Que este pánfilo buenrollista sea el primer presidente negro... ¡Qué injusticia!
OBAMA: (mosqueado) ¡Oye, que te he oído!
HILLARY CLINTON: (rabiosa) ¡Yo tenía que haber sido el primer presidente negro!
OBAMA: ¡Pero si eres blanca!
HILLARY CLINTON: ¡Y tú café con leche! (se echa a llorar y se va corriendo)
 
OBAMA, durante unos segundos, se queda mirando al lugar por donde ha salido HILLARY CLINTON. Luego se encoge de hombros.

OBAMA: (ensimismado) Podemos hacer grandes cosas… podemos hacer grandes cosas…

De pronto aparece el LEOPARDO, que es un tipo con un disfraz cutre de leopardo.

LEOPARDO: (gesticulando y lanzando zarpazos al aire) ¡Arrrrggggg! ¡Basta de tonterías! ¡A hacer política neoliberal, como Dios manda! ¡Arrrrgggg!

OBAMA se asusta y sale corriendo.

LEOPARDO: ¡Hombre ya!


Interior. En una sala oscura, habla el CRIADOR de animales, pero sólo se ve su silueta. Se oye la voz del REPORTERO pero no sale en el plano.

CRIADOR: En aquellos tiempos, si a uno le decían “tienes que entrenar a tu leopardo para ser agente de la CIA” pues uno obedecía, como buen patriota. Si te decían “tienes que darle de comer carne de comunista, para que se acostumbre”, pues le dabas carne de comunista.
REPORTERO: ¿Y funcionó?
CRIADOR: ¡Oh sí! Es curioso, cuando das de comer comunista a un leopardo, ya no quiere probar otra cosa. En una ocasión, no me quedaba carne de comunista y traté de darle un poco de socialdemócrata, rezando para que no se diera cuenta.
REPORTERO: ¿Y?
CRIADOR: ¡Ni lo tocó! Tuve que tirar todos los solomillos de socialdemócrata.
REPORTERO: ¿Volvería a entrenar a un leopardo para ser agente de la CIA?
CRIADOR: ¡Por los Estados Unidos de América lo que sea! Aunque reconozco que fue duro…
REPORTERO: ¿Por qué?
CRIADOR: Bueno… le eché de menos cuando se lo llevaron. Uno le coge cariño a los animalitos… Después de eso me dediqué a la cría de serpientes venenosas… ¿Quiere ver una foto de mi favorita?
REPORTERO: Por qué no.

El CRIADOR saca de algún lugar una foto de Esperanza Aguirre y la muestra, iluminándola con una linterna.

CRIADOR: Se la vendí a un tipo bajito con bigote, que se la llevó a Madrid.





Exterior. Pasa el LEOPARDO por la calle.

REPORTERO: (desde fuera del plano) ¡Leopardo!
LEOPARDO: ¿Es a mí?

Aparece el REPORTERO en el plano.

REPORTERO: ¡Sí! Por favor, sólo serán unas preguntas.
LEOPARDO: No tengo nada que contar.
REPORTERO: ¿Es cierto que come usted comunistas?
LEOPARDO: ¿Comunistas? ¡Qué más quisiera! Hace tiempo que no quedan comunistas en esta ciudad.
REPORTERO: ¿Y qué come?
LEOPARDO: Pues… de vez en cuando un demócrata… algún que otro defensor de los derechos civiles… un pacifista de cuando en cuando… ¡Y no es lo mismo!
REPORTERO: Vaya, lo siento.
LEOPARDO: Oiga, ¿no será usted comunista?
REPORTERO: Pues me temo que no. Otra pregunta… ¿conoció usted a Marylin Monroe?
LEOPARDO: (nervioso) ¿Yo? ¿Por qué? ¿Qué le ha contado?
REPORTERO: Nada…
LEOPARDO: ¿Es usted un paparazzi?
REPORTERO: ¿Come usted paparazzis?
LEOPARDO: Alguno que otro.
REPORTERO: Pues entonces no.
LEOPARDO: Ah, bueno.
REPORTERO: Despedimos nuestra emisión desde Washington DC, la capital del mundo libre, libre quiero ser, libre, yo quiero ser libre, con estas palabras del célebre leopardo anticomunista y mi pellejo intacto.


Interior, en una habitación lujosa pero hortera, tirados en unos pufs, están ELVIS Presley (es el Elvis decadente de los últimos años, está redondo y tiene un frasco de pastillas en la mano) y el LEOPARDO. Hablan a la cámara, y la voz del REPORTERO se escucha desde fuera del plano.

LEOPARDO: Haz el amor y no la guerra, colega.
ELVIS: Hay que joderse. Yo también quería tener un leopardo anticomunista. (coge una pastilla del frasco y se la traga)
REPORTERO: ¿Por qué quería usted un leopardo anticomunista, señor Presley?
ELVIS: ¿Recuerda usted a esos cuatro maricas de Liverpool?
LEOPARDO: (cantando) All you need is love…
REPORTERO: ¿Los Beatles?
ELVIS: Sí… (se traga otra pastilla)
REPORTERO: ¿Y qué tienen que ver con su leopardo?

ELVIS mira al LEOPARDO con cara de mala leche.

ELVIS: ¡Inútil!
LEOPARDO: Paz, colega…
ELVIS: (mirando a la cámara) ¡Me ha salido maricón!
REPORTERO: ¿Quería usted que su leopardo se comiera a los Beatles?
ELVIS: (indignado, intenta levantarse, pero se cae para atrás debido a su gran peso; levanta el dedo índice para enfatizar lo que dice) ¡Son un peligro para la juventud! ¡Con sus greñas y sus ideas de izquierda! Y lo peor de todo…
REPORTERO: ¿Sí?
ELVIS: (se come cuatro pastillas y habla con ellas todavía en la boca) ¡Son unos drogatas!
REPORTERO: ¿Y su leopardo…?
ELVIS: (avergonzado) ¡Come tofu!
LEOPARDO: (a ELVIS) Oye, colega, hazme un porro, (muestra las garras) que con estas garras no puedo.
ELVIS: ¡Lo que me faltaba! (se va rodando)


En un plató de televisión están el REPORTERO y FÉLIX RODRÍGUEZ DE LA FUENTE. Este último habla con su voz de narrador de El Hombre y la Tierra.

REPORTERO: Buenos días.
FÉLIX : El reportero se muestra amigable y saluda de forma convencional. Su víctima no sospecha nada, y responde con entusiasmo… (con entusiasmo) ¡Buenos días!
REPORTERO: ¿Qué tal? ¿Cómo le van las cosas desde que está muerto?
FÉLIX: El reportero, astuto, oculta sus intenciones con preguntas intranscendentes, pero su presa parece notar algo raro y olisquea el aire, nerviosa…

Suena el tema de El Hombre y la Tierra. Pausa. FÉLIX olisquea el aire, intranquilo. Vuelve a sonar el tema de El Hombre y la Tierra.

REPORTERO: No se preocupe, don Félix, ¿puedo llamarle amigo Félix?
FÉLIX: La presa está desconcertada ante la alusión a cierta cancioncilla.
REPORTERO: Tomaré eso como un sí. No se preocupe, amigo Félix, a diferencia del león en la sabana cuando acecha a la indefensa gacela coja que ha quedado rezagada de la manada, mis intenciones son perfectamente amigables.
FÉLIX: La presa, paralizada de terror, no sabe qué decir.

FÉLIX tararea el tema de El Hombre y la Tierra.

REPORTERO: Bien, le he pedido que viniera al programa para preguntarle su opinión acerca del caso del leopardo anticomunista.
FÉLIX: (sorprendido) ¡Ah! (se relaja de repente) ¡Eso! Entonces, ¿no me va a preguntar por mis relaciones con la Osa Mayor?
REPORTERO: ¡Oh no! Mientras sean con (énfasis) la Mayor, ese asunto no tiene interés periodístico. Si hubiera algo con la Menor, ya hablaríamos. Pero ahora lo que me interesa es el asunto del leopardo anticomunista. ¿Qué le parece?
FÉLIX: ¡A mí me parece muy bien!
REPORTERO: ¿Usted apoya al leopardo?
FELIX: ¡Por supuesto!  Por una vez que el que está amenazado de extinción es el ser humano, y el que amenaza es un noble leopardo, tengo que estar con el noble leopardo.
REPORTERO: (alarmado) ¿Amenazado de extinción, dice?
FÉLIX: Me refiero a los comunistas.
REPORTERO: (aliviado) ¡Ah, bueno!
KARL MARX: (desde fuera del plano) ¡Y una mierda!

Se oye un rugido, seguido de ruidos de pelea. Silencio. Se oye un quejido como de perrito, que se va alejando. Suena el tema de El Hombre y la Tierra.

KARL MARX: ¡Que no es esa!

Suena la Internacional.

KARL MARX: ¡Ahora sí! ¡Gracias camarada!
FÉLIX: La presa ahora sí que está acojonada, y se pira. (se va)

Aparece KARL MARX. Lleva su barbaza, y una camiseta del Che.

KARL MARX: ¡Un fantasma recorre Europa! ¡Yo! A ver, dónde está ese que ha dicho que los comunistas estamos en peligro de extinción. Que quiero convencerle con los mismos argumentos que he usado con el leopardo.
REPORTERO: ¿Dialécticamente?
KARL MARX: ¡Eso es! Dialécticamente. Y si eso no funciona, a hostias.
REPORTERO: Pues se ha ido.
KARL MARX: ¡Pues ocuparé su lugar en esa silla que ha dejado libre! ¿Ve? No estamos en peligro de extinción. Hasta nos conceden entrevistas en la tele.
REPORTERO: Si usted lo dice…
KARL MAX: ¡Lo digo!
REPORTERO: Bien… esto… (improvisando) ¿Ha escrito… algo nuevo desde que murió?
KARL MARX: ¡El Capital, segunda parte!
REPORTERO: (asustado) ¿Y es tan largo como la primera parte?
KARL MARX: ¡Un poco más! Pero, eso sí, para entenderlo hay que haber leído la primera parte.
REPORTERO: Entonces no tendrá mucho éxito.
KARL MARX: (de pronto desanimado) Qué me va a decir a mí. No me leen ni los marxistas.
REPORTERO: ¡Claro! Bastante tienen con leer a otros marxistas.
KARL MARX: (abatido) Marxista: dícese del socialista que no ha leído a Marx.
REPORTERO: ¿Y cómo se llama, entonces, el socialista que sí ha leído a Marx?
KARL MARX: Engels.

Redoble. Risas enlatadas. El REPORTERO y KARL MARX también se ríen.

REPORTERO: ¿Entonces, nadie le lee?
KARL MARX: Me han contado que sí… un español…  manchego para más señas.
REPORTERO: Como el queso.
KARL MARX: Sí, pero no es el queso, dicen que es un hidalgo de los lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor, y que se ha leído absolutamente todo lo que he escrito y lo que se ha escrito sobre mí y mis ideas. Un chiflado, en fin.
REPORTERO: ¡Muchas gracias, don Karl! Ha sido un placer entrevistarle. Por cierto, ¿y esa camiseta? (primer plano de la camiseta del Che)
KARL MARX: Estaba a mitad de precio en los grandes almacenes. ¿Le gusta?
REPORTERO: No está mal…


Exterior. Están DON QUIJOTE y SANCHO PANZA en el campo, descansando a la sombra de un árbol.

SANCHO: ¿Y no cree vuesa merced que, en lugar de tanto recorrer el mundo desfaciendo entuertos estructurales, podríamos volver a casa y limitarnos a votar a un partido socialdemócrata que corrija los excesos del capitalismo?
DON QUIJOTE: (mira a SANCHO intensamente) Amigo Sancho, ¿sabes qué es lo que caracteriza a los hombres sabios?
SANCHO: Por cierto que no lo sé. Si lo supiera sería un hombre sabio, y creo que es evidente que…
DON QUIJOTE: Pues bien, los hombres sabios son aquellos que intentan no cabrear a los locos.
SANCHO: Si vuesa merced lo dice…

Aparece el REPORTERO, micrófono en mano.

REPORTERO: Henos aquí en un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiere acordarse ni el GPS, donde hemos encontrado al célebre caballero comunista Don Quijote de la Mancha. (se acerca donde están DON QUIJOTE y SANCHO y se dirige a DON QUIJOTE) ¡Buenos días, Don Quijote!
DON QUIJOTE: Buenos días tenga usted, caballero. ¿En qué puedo ayudarle? ¿Es vuesa merced explotado o explotador?
REPORTERO: ¡Según los días! En realidad, soy reportero, y he venido a hacerle una entrevista. ¿Cómo fue su conversión al comunismo?
DON QUIJOTE: Yo antes era un caballero andante, y creía que vivía en un mundo de falsas apariencias creadas por malvados encantadores… hasta que me di cuenta de que realmente vivo en un mundo de falsas apariencias creadas por malvados encantadores.
REPORTERO: ¿Ha cambiado mucho su vida desde entonces?
DON QUIJOTE: Apenas. Antes servía a una dama, Dulcinea del Toboso, con expectativas irreales de obtener sus favores. Ahora sirvo al proletariado con vanas esperanzas de que me lo agradezcan.
REPORTERO: ¿Siguen moliéndole a palos?
DON QUIJOTE: ¡A veces! Pero ahora mis enemigos tienen un arma aún más terrible que los palos.
REPORTERO: ¿Cuál?
DON QUIJOTE: ¡La indiferencia!
REPORTERO: No debe ser fácil ignorar a un caballero medieval que va por el mundo desfaciendo entuertos…
DON QUIJOTE: ¡Pero los encantadores, mis enemigos, son muy poderosos! Allá donde voy organizan algún tipo de homenaje a Cervantes. Simposios, charlas, encuentros, cursos de verano… ¡Si hasta me han invitado a dar conferencias, los muy malandrines! Pero tengo un plan secreto…
REPORTERO: Si es secreto, supongo que no podrá…
DON QUIJOTE: ¡Sancho, el plan secreto!

SANCHO le da unos papeles a DON QUIJOTE, que se los entrega al REPORTERO.

DON QUIJOTE: Está casi terminado…
REPORTERO: (lee la portada) Cervantes y el marxismo, una nueva lectura del Quijote.
DON QUIJOTE: ¡Se van a enterar!
REPORTERO: Muy astuto… Y hablando de otra cosa: ¿sabe algo del leopardo anticomunista.
DON QUIJOTE: ¿Leopardo? ¡Por cierto que no sé nada acera de ningún leopardo, caballero! ¡Pero mire lo que me ha hecho un molino de viento anticomnista!

DON QUIJOTE se levanta el pantalón hasta la rodilla. Tiene la cicatriz de un terrible mordisco en la pierna. SANCHO, en segundo plano, se pone el dedo índice en la sien.

REPORTERO: (hablando a la cámara) ¡Caso resuelto, queridos telespectadores! El leopardo ha resultado ser, después de todo, un molino de viento, Don Quijote escribe análisis literarios del Quijote, y Karl Marx compra en las rebajas. Se despide de ustedes su reportero favorito, el Reportero Imposible.


Están el BARBERO, el CURA y el AMA en la biblioteca de Don Quijote. El CURA hojea un libro.

CURA: ¡Por mi fe que no entiendo ni una palabra!
BARBERO: Déjeme ver, padre…

El CURA le alcanza el libro al BARBERO.

BARBERO: (Leyendo la portada del libro y pronunciando con dificultad) Trot… tros… Trotsky. No sé. El autor parece ruso.
AMA: ¡Ruso! (se santigua) ¡Dios bendito!
CURA: (mirando al BARBERO) Ante la duda, lo mejor es ser prudentes.
BARBERO: ¡Eso, eso! A la hoguera.