El ruido era cada vez más intenso.
- Pero bueno, ¿qué pasa aquí? - grité.
El policía, en lo alto del terraplén, no pareció oírme. Ni siquiera me había visto.
- ¡¿Qué pasa aquí?! - volví a gritar.
Por fin me miró y gritó algo que no pude oír.
- ¡¿Qué pasa?! - insistí.
- ¡Nada! - respondió.
Creí haber oído mal.
- ¡Que qué pasa aquí! - grité más fuerte.
- ¡¡Nada!! - repitió el policía.
El estruendo era aún más fuerte, así que tuve que esforzarme para que se me oyera:
- ¡¡¡Cómo que nada!!!
- ¡¡¡No, que nades!!! - apenas me llegaron sus palabras por encima del estrépito.
Demasiado tarde, ya se me llevaba la corriente.
Pues parece que manejas los guiones mejor que yo. Redios qué pereza me dan esas cositas gramaticales.
ResponderEliminarPD: ya puedes alargar el microcuento hasta las 300 pgs porque no tienes disculpa para lo del Gin-tonic.
Saludos
Jeje, sería un prodigio alargar tanto un juego de palabras :P De hecho ya tiene bastante paja este mircocuento. Podría ser así:
Eliminar- ¿Qué pasa?
- Nada.
- ¿Cómo que nada?
- No, que nades.
Y me ahogué.
XD